Como bien saben muchos de ustedes, la mayoría de nuestros clientes son emprendedores comenzando un nuevo negocio. Dicen que Chile tiene uno de los mayores índices de emprendimiento en América Latina y las universidades promocionan el emprendimiento como si de una carrera se tratase.
Muchas veces escuchamos entre nuestros amigos las frases “yo lo que realmente quiero es tener mi propio negocio después [del trabajo que tienen actualmente]”, “algún día voy a ser mi propio jefe”, “quiero emprender”, pero la verdad es que emprender es mucho más difícil de lo que parece y si, estamos conscientes de que todo el mundo dice que no es fácil, pero ES VERDAD! No sólo es difícil tener éxito empresarialmente sino que además conlleva un inmenso sacrifico personal; el ser tu propio jefe implica el que no podrás irte de vacaciones cuando “te corresponda”, implica que el día que no trabajas es el día que no recibes sueldo, etc…
Nuestro humilde y muy personal consejo es que no emprendas a menos de que te veas enfrentado a estas dos situaciones:
1. No me queda otra | No encuentras trabajo en tu campo laboral o el sueldo ofrecido por el mercado no cubre tus costos y expectativas.
2. Tengo una idea en la que realmente creo | Si se te ocurrió algo genial, nadie más lo está haciendo (aquí ni en la quebrada del ají), sabes exactamente como llevarlo al mercado, te apasiona el tema y no dejas de pensar en eso.
Si te encuentras en una o ambas situaciones descritas anteriormente entonces BUENA SUERTE y dale con todo!
Con lo anterior en mente te proponemos 4 preguntas que debes hacerte antes de emprender:
1. ¿Cuál es mi motivación principal? ¿Por qué quiero emprender?
La primera y más importante pregunta tiene directa relación con lo que hablábamos más arriba; si vas a emprender para poder tener un horario más “tranquilo” y poder manejar tus tiempos o porque crees que “ser tu propio jefe” es lo mejor que te puede pasar entonces piénsalo de nuevo.
Pero si quieres emprender porque hay algo nuevo que quieres crear, quieres hacer un impacto en la sociedad que te rodea o porque quieres dedicarte a algo que te encanta entonces pasa a la siguientes pregunta.
2. ¿Tengo las capacidades para llevar a cabo este proyecto de manera profesional?
Supongamos que tu idea consiste en exportar platos de greda andina a Irán. Tu eres un experto en la producción seriada y masiva de platos, ya has exportado antes a China y Estados Unidos, pero no sabes nada de greda andina ni de la cultura iraní. Ahora es cuando debes comenzar a evaluar a tus posibles socios y quienes serán personajes claves de tu empresa.
Muchos emprendedores pecan de secretismo al momento de comenzar un negocio, cuando la verdad es que el ser abierto y estar dispuesto a trabajar a la par con alguien más puede llevarte mucho más lejos de lo que jamás imaginaste para tu negocios, sin mencionar las ventajas de que “dos (o tres, cuatro…) cabezas piensan mejor que una”.
3. ¿Cuánto estoy dispuesto a sacrificar?
Si bien muchos puedes comenzar un emprendimiento mientras trabajan en otra cosa llegará el momento en que deban “dar el gran salto” y dedicarse tiempo completo a su propio negocio. Enfrentado a esta situación debes preguntarte cuánto estas dispuesto a sacrificar: monetaria y personalmente. ¿Estás dispuesto a vivir con un ingreso menor al percibido actualmente en tu tradicional trabajo?¿Por cuánto tiempo puedes aguantar viviendo “al justo”?¿Eres consciente de que ya no existirán feriados, fines de semana ni vacaciones hasta que tu empresa registre un ingreso más o menos estable? Y si tienes familia e hijos que dependen de ti entonces la lista se extiende aún más…
4. ¿Cuál es mi Plan B?
No lo queremos admitir pero a veces las cosas no resultan como uno lo espera y mal que mal estamos hablando de la forma en que pretendemos ganarnos la vida. Por eso siempre es necesario tener un Plan B; terminar la carrera, no destruir relaciones cuando nos vamos de una empresa y quizás aún más importante: ahorrar.
Muchos ahorramos para los primeros meses de nuestro emprendimiento; cuando éste aún no nos está dando todo lo que necesitamos para cubrir nuestras necesidades básicas del día a día. Pero igualmente importante es una segunda cajita bajo el colchón a la cual acudir en caso de que las cosas no salgan como esperábamos y podamos ponernos de pie nuevamente.
Dicho todo ésto queremos desearles la mejor de las suertes a todos los que se están embarcando en esta aventura y recuerden que si necesitan la ayuda de diseñadores…. 😉